¿Qué son las emociones?
Las emociones son reacciones que todos tenemos y que todos experimentamos de forma diaria y a cada momento de nuestras vidas. En general se reconocen seis emociones básicas: tristeza, miedo, alegría, enojo, desagrado y sorpresa. De estás se derivan diferentes emociones secundarias, por ejemplo en esta flor de las emociones podemos identificar 32 diferentes.
Reconocer lo que sentimos y poder nombrarlo es el primer paso para gestionar nuestro mundo emocional de una manera adecuada. Y para ello, necesitamos desarrollar la inteligencia emocional. Esta contribuye al manejo adecuado de nuestras emociones, brindando herramientas que permiten entender mejor las causas de lo que sentimos y lo que hacemos con ellas.
Se puede decir el término de inteligencia emocional se consolida alrededor de 1990, pero no es hasta 1995 que el Psicólogo Daniel Goleman comparte en su primer libro una forma muy práctica y digerible de entenderla, al definirla como:
“La capacidad de reconocer las emociones, tanto propias como ajenas y de gestionar nuestra respuesta ante ellas. La podemos definir como el conjunto de habilidades que permiten una mayor adaptabilidad de la persona ante los cambios.” Coleman, D.(1995) Inteligencia Emocional
En este sentido, la inteligencia emocional nos permite desarrollar habilidades muy concretas para reconocer el estado de nuestras emociones y aprender a gestionarlas en relación con nuestro entorno y con los demás. Es decir nos ayuda a desarrollar la capacidad para identificar la emoción, nombrarla, tomar conciencia de ella, gestionarla y expresarla adecuadamente, para lograr posteriormente reflexionar sobre ella.
Para desarrollar estás habilidades es necesario hacer un alto para tomar conciencia de las emociones que sentimos y la manera en que las expresamos. La inteligencia emocional nos enseña que todas las emociones son válidas y tienen una función, por ello es necesario expresar lo que sentimos de manera saludable, sin dañar nuestra integridad o la de otros. Este proceso de entender nuestras emociones, expresarlas y aceptarlas, para posteriormente reflexionar sobre ellas identificando las causas de lo que sentimos y el por qué de la emoción nos ayuda a mejorar la manera en que nos relacionamos con nuestro entorno y con los demás.
¿Cómo podemos integrar esta práctica en nuestro día y de qué forma podemos compartirla con nuestros hijos e hijas?
Las emociones de los niños y niñas, son una parte muy relevante de su crecimiento y desarrollo. Es por ello que en los últimos años, hemos empezado a reconocer que se deben desarrollar estas habilidades desde la infancia. En este sentido el desarrollo de la inteligencia emocional, es una práctica que está permeando en las instituciones escolares y que reconocemos como un factor importante en el entorno familiar.
Trabajar la inteligencia emocional en nuestros hijos e hijas es un proceso que requiere un esfuerzo constante en la forma en que manejamos las situaciones cotidianas. Por ejemplo, cuando nuestros hijos o hijas demuestran enojo o frustración al estar realizando sus tareas escolares, ya sea porque la consideran difícil, no logran comprenderla o porque no tienen ganas de hacerla. La manera en que nosotros como papás, mamás o tutores reaccionamos les mostrará cómo responder ante enojo en otras personas. En este caso, podemos ayudarles a hacer una pausa, para expresar su emoción y regularla utilizando una técnica de respiración. No es otra cosa, más que tomarnos unos minutos para inhalar y exhalar, identificar la emoción, expresarla adecuadamente, para después aceptar lo que estamos sintiendo y al concluir más tranquilos y con mayor enfoque, buscar las soluciones para regresar a la actividad o tarea inicial.
Hay que tomar en cuenta que como papás, mamás o tutores, somos el ejemplo de cómo gestionan las emociones nuestros hijos e hijas. En este sentido, es importante darnos la oportunidad de compartir con ellos lo que nosotros sentimos, al observar que los adultos a su alrededor sienten alegría, enojo, tristeza, etc. ellos son capaces de identificarse y de reconocer las herramientas que otros utilizan para manejar sus emociones, modelando así sus propios recursos de gestión emocional.
Al introducir poco a poco en nuestra práctica diaria la inteligencia emocional en compañía de nuestros hijos e hijas, incrementamos su nivel de autoconocimiento y manejo de las emociones construyendo y manteniendo relaciones más cercanas y efectivas en nuestros entornos familiares.
Si quieres saber más sobre esté tema, te invitamos a participar en nuestras sesiones de Play Family, nuestra comunidad para tutores, padres y madres de familia, en la que compartimos herramientas de crianza y educación para tus hijos e hijas.
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